En el Camino es un proyecto sin prisas. Un periodismo pausado donde no han existido plazos y eso se nota. Describe la inmigración desde dentro a través del seguimiento durante un año a hombres y mujeres que se juegan la vida cruzando Centroamérica para llegar a Estados Unidos.
Un infierno de 5000 kilómetros plagado de asaltos, secuestros y violaciones a manos del crimen organizado y autoridades corruptas por el que pasan al año, al menos, 500.000 personas. A través de un libro de fotografía, otro de relatos, y un documental, este proyecto aporta una visión integral de todos los que están envueltos en ese viaje de sueños truncados lleno de corrupción y abusos pero también de solidaridad, como la de los campesinos que acogen a los inmigrantes o la del colectivo de La Patrona, esas mujeres que lanzan comida a los trenes para ayudarles a sobrellevar el largo viaje.
Un infierno de 5000 kilómetros plagado de asaltos, secuestros y violaciones a manos del crimen organizado y autoridades corruptas por el que pasan al año, al menos, 500.000 personas. A través de un libro de fotografía, otro de relatos, y un documental, este proyecto aporta una visión integral de todos los que están envueltos en ese viaje de sueños truncados lleno de corrupción y abusos pero también de solidaridad, como la de los campesinos que acogen a los inmigrantes o la del colectivo de La Patrona, esas mujeres que lanzan comida a los trenes para ayudarles a sobrellevar el largo viaje.
“El protocolo habitual es dividir a los inmigrantes cuando son secuestrados” cuenta Edu Ponces, uno de los tres fotógrafos de Ruido Photo que ha participado en el proyecto y publicado En El Camino (Blume editorial). “Los que tienen familia en Estados Unidos y se puede contactar con ella para pedir el rescate son enviados a la sala uno, los que tienen familia en EEUU pero todavía no se ha podido contactar van a la sala dos. La sala tres es para quienes no tienen familia en EEUU y no pueden pagar. No sabíamos qué pasaba con ellos”. Lo supieron a través del relato de Irma y Janeth, dos mujeres secuestradas por los Zetas obligadas a trabajar como prostituta y cocinera durante cuatro meses. Su testimonio aparece en el documental María en tierra de nadie, la tercera parte del proyecto. En él cuentan cómo los cuerpos de los inmigrantes que no pueden afrontar el pago del rescate son descuartizados, rociados con gasolina y quemados. Fin del camino.
Jaime, Irma o Janeth son sólo algunos, pero la Comisión Nacional de DDHH de México habla de 10.000 inmigrantes secuestrados en seis meses. Ninguno ha denunciado. Cifras que deberían ser un foco de atención constante. Sin embargo, poco o nada se habla de la inmigración centroamericana. Una de las pocas excepciones fue cuando se encontraron los 72 inmigrantes asesinados en Tamaulipas. “Siempre nos soprendió que siendo un problema masivo, nadie lo estuviera cubriendo. Cuando mataron a los 72 nos llamó todo el mundo. Nos entrevistaron todos los medios importantes porque no tenían nada de material. Hoy nadie habla de ello. Hubo un impulso, después nada”, relata Edu Ponces.
No es fácil hacer este periodismo porque los medios de comunicación no están dispuestos a asumir un año de gastos sin resultados inmediatos pero para eso, dicen, se han abierto nuevos frentes. “Antes para ser buen periodista tenías que ser buen negociador con tu editor del perioódico. Ahora para tienes que ser buen pedidor de pasta pero al menos hay una vía. Dejar de depender de anunciantes y depender de dinero como las agencias de cooperación tiene sus peligros pero también sus ventajas y a nosotros nadie nos ha dicho absolutamente nada sobre el contenido de lo que hacemos. Eso hoy, en periodismo, no es que sea un lujo, es un milagro”. Ese milagro lo conoceremos dentro de unos días a través de periodismohumano en un especial sobre En el Camino que estamos preparando.
Fuente: Periodismo Humano
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