Entrevista NVR
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| Corresponsal: Lic. Luis A. Orellana |
Entrevista con el Lic. Luis A. Orellana desde El Salvador concedida a Nuestras Voces Radio – NVR
Entrevista dirigida por Lindolfo Carballo
Consolas Jim Giddings
Redacción Lic. Luis A. OrellanaEdición Lindolfo Carballo
25 de noviembre de 2009 – El 7 y 8 de noviembre ocurrieron deslizamientos en El Salvador debido a las lluvias caídas en unas cuatro horas continuas equivalentes a lo que llueve normalmente en dos meses en una época lluviosa.
El Lic. Orellana planteó que el fenómeno ocurrido durante estas tormentas evidencia la ausencia de una real organización y capacidades para la gestión integral de riesgos y se corrobora una vez más la certeza de la información científica sobre los peligros, el caos e incertidumbres generados por el deterioro de la biosfera, cuya manifestación más clara es el cambio climático por la elevación de la temperatura atmosférica global; y además, establece la ausencia de una política estatal de ordenamiento del territorio basada en sus potencialidades naturales.
En El Salvador, el riesgo ha sido una construcción social a través de la historia de las urbanizaciones sin control, de los cultivos limpios en laderas con elevadas pendientes sin prácticas de conservación, de la necesidad de grandes contingentes de población rural de migrar a las ciudades para intentar mejorar sus condiciones de vida y por el fomento de una cultura del individuo sin organización colectiva; situaciones que en los últimos 20 años se han agudizado por la profundización de un modelo económico impulsado por una oligarquía voraz y antipatriótica en alianza con la corporación transnacional apoyada por el imperialismo norteamericano.
Advertimos que hay dos escenarios que determinan los desastres sociales:
Primero: Lo que responde a lo que se hace o lo que no se hace en los niveles de país y de localidades y
Segundo: Lo que se ha determinado por el capitalismo dominante a nivel planetario que ha impactado para generar los problemas del medio ambiente global.
En los niveles de país y localidades se ha hecho evidente la falta de una política que evite que la gente viva en las orillas de ríos, lagos, riachuelos y en antiguos causes de los mismos riachuelos, en las laderas de los volcanes, cerros, vaguadas, etc.
De acuerdo al Lic. Orellana, constantemente están ocurriendo fenómenos naturales en todo el mundo, hay deslizamientos en zonas despobladas que pasan desapercibidos debido a que no hay gente habitando en esos lugares; según el Lic. Orellana el daño es un concepto antropogénico y se da como resultado de la falta de planificación y gestión integral del riesgo y por ello ocurre el desastre social; sin embargo, es cierto también que el calentamiento global ha alterado los patrones de lluvia y la dinámica climática en general, de tal manera que vivimos fenómenos impredecibles. De repente los huracanes cambian bruscamente su trayectoria, su velocidad o su poder destructor; en los próximos años estos fenómenos serán más frecuentes y por tanto debemos generar conciencia de una cultura de la incertidumbre y del principio de precaución ante lo que científicamente no está demostrado; habría que reducir la vulnerabilidad a la que está expuesto el país y la región centroamericana en sus diversas manifestaciones social, económica y ambiental.
La crisis generada por el impacto social del desastre, o el desastre social, representa una oportunidad para hacer de un incipiente Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), un sistema fortalecido eficaz y eficiente; en cuanto al papel institucional que implica la organización y coordinación, el monitoreo y la capacidad científica, técnica y tecnológica; impulsar medidas de intervención correctivas y prospectivas que garantice hacer el riesgo manifiesto, que lo socialice y que identifique sus causas, que lo dimensione en los daños físicos esperados, las víctimas, las pérdidas económicas y los factores sociales.
El Lic. Orellana argumento que hay desastres ocurridos por fenómenos naturales cuando hay gente en situación de vulnerabilidad, pero que también hay desastres sociales provocados por fenómenos sociales y que manifiestan vulnerabilidades de la democracia, de acuerdo al Lic. Orellana, el reciente golpe de estado en Honduras ocurrido el 28 de junio de 2009 es un caso típico donde en complicidad con el gobierno de los estados Unidos, se instala una dictadura criminal entre militares hondureñas y las élites económicas que han visto afectados sus intereses económicos y políticos.
Por otro lado, de acuerdo al Lic. Orellana los organismos internacionales y regionales como son la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización de Naciones Unidas (ONU) se vuelven ineficaces cuando se trata de defender a las grandes mayorías empobrecidas. Ni la OEA ni la ONU han servido para restablecer el orden constitucional de ese país centroamericano; ahora la esperanza es el pueblo organizado en los movimientos sociales y políticos y el frente nacional de resistencia contra el golpe. En este sentido, el Lic. Orellana recalcó que los verdaderos desastres sociales son la corrupción, la evasión de impuestos, el abandono de la agricultura y la impunidad ante los crímenes de lesa humanidad cometidos por los económicamente poderosos y que están ligados directamente a los multimillonarios de los Estados Unidos.
El Lic. Orellana también dijo que con el nuevo gobierno de izquierda en El Salvador, se presenta una gran oportunidad para establecer un sistema integral de gestión de riesgos que tenga como base la organización y participación popular para disminuir poco a poco las vulnerabilidades de las familias más desposeídas. Si la lógica de los viejos gobiernos coloniales ha sido la construcción de la vulnerabilidad y los desastres sociales, el nuevo gobierno del FMLN debe dar un cambio y retroceder la ejecución de los megaproyectos de muerte como es el caso de la destrucción masiva de bosques con el propósito de incrementar el turismo internacional, la construcción de presas hidroeléctricas y la explotación de oro y plata que harán inviable la vida en El Salvador.
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